17 julio 2012

invierno porteño

¿Qué horas manejamos?
las últimas horas de la vuelta del reloj
las horas de la melancolía
el invierno porteño ha llegado a la casa
se nota porque los espejos se llenaron de estalactitas
y el aliento pérfido de la mesura
invadió todas las conversaciones
sumerjo mi cara en un tazón
y me miro en el fondo que me mira
y respiro para empañarme la nariz
nos hemos vuelto sombra de nuestras sombras
para seguirles el paso y el rastro
en su andar de bordes desdibujados
de figura incorpórea que ningunea a la materia
la distancia, ay, la distancia
ese frío súbito de ausencia de su nombre
coraza del tiempo en que se abandona
la jaula cómoda de lo conocido
revés imprevisto del destino
que aguarda a la vuelta de la esquina
lamento de garúa rioplatense
de corazones olvidados en los canteros
de huelgas de hambre involuntarias
de manos que no tocan
de tactos que no manan
y el silbido de un burlete caído
la poesía es un grito acalambrado
el gatillo fácil de las noches desgraciadas
la pura verdad venida a menos
versos que se truncan en los dedos
chamuyo cotidiano
parodia del que escribe para no escribir
y unas ganas tremendas, che
unas ganas infinitas de burlar a la providencia
de salir aleteando y agarrar vuelo
para cruzar el paredón de este domingo