Ya no ando con la angustia a flor de ojos
conquisté, en su lugar, una especie de letanía pringosa
un letargo desabrido
unas insistentes ganas de no hacer nada
Se ha instalado también
una indiferencia abúlica
una desvergüenza libertadora
y abandónica
un actuar desde la despreocupación
porque ya nada importa demasiado
Y es
una sensación triste y preciosa
conlleva el velo oscuro del desgano
y la estela brillante del albedrío
Cierto amigo me comentó:
"mi perro, cuando ve la cadena,
se pone contento.
Para él la cadena es sinónimo de libertad"
Qué paradoja.
Algunas condenas implican, también,
rupturas y desprendimientos.
El que no tiene nada que perder
siempre va con las de ganar
Las fronteras inventaron identidades
Emerge de la catástrofe el arte
Yo tengo una pena
que hoy me ayuda a estar viva.