no me esperaba
la aguja de tejer en el ojo
ni caer derribada
por culpa de una sandía
estar de cara al suelo
alfombra para el desgraciado
que sacude sus suelas
el tiempo de cristal
quema entre los dedos
nos soplamos, las yemas
para pasarlas por el corazón
que aúlla de plomo
lo dicen los que llevan
la carcaza como sombra
y lo dicen
llorando lo que no pueden decir
los que sellaron su boca
para no ser redundantes
que parezca una obviedad
al que acepta
se le neutraliza elalma