25 diciembre 2008

¿huesos o caramelos?

guardo encerrados, en una mano
un puñado de huesitos
sostengo con firmeza, en la otra
un manojo de caramelos
las escondo tras la espalda
y le pregunto cuál quiere abrir
una tiene un fundamento errático
la nobleza de creer que se va a construir algo
dos o tres escalones a medio hacer
y un balcón con vista al cementerio
palas, tornos, tierra, y otros excesos
toboganes para sepultarse sin demoras
algunas semillas mal plantadas
y espejos turbios, pero espéculos
razones fáciles y contundentes
y una lapicera para que imprima su firma
por el otro lado
tenemos unos bosques que dan gusto
frutos, frutas, y un techo de hojas gruesas
verdes y carnosas, como para hincarles el diente
eter fresco y liviano
que no pide permiso para meterse en la nariz
e invita a frugales caminatas a pie descalzo
dentro de una sombra que no es oscuridad
en el lugar exacto en el cual comienza (o termina)
un arco iris
sin cercos, ni rejas, sin jaula, ni muro
y una paleta colmada de colores
para pintar el atardecer a gusto y parecer
prismas y caleidoscopios
y un río que no desemboca
no precisa diques
trampolines
ni guías

resulta evidente que no hay tanto para dudar
y las manos transpiran
trizando los huesos,
derritiendo los caramelos
mientras el indefinido tómase sus siglos
para no elegir

13 diciembre 2008

Clivaje

caminando por la vereda de la ruptura
la ruptura, la rup-tura
ese estupefaciente simbólico
aceite para motores, caballo de fuerza, meta y cliché
cansancio del aburrimiento de lo metódico
de lo predecible y profesable
de lo archiconocido y sus archiconocidas consecuencias
del caos como entelequia
y las migas, los vasos derramados, las redundancias
lo desabrido, la abundancia, la sobra y la falta
la insatisfacción de la insatisfacción
qué nos pasó, Ernesto,
cuándo dejamos de ser los que éramos
la agitación molecular, el unísono, las tangentes, y la mar en coche
cómo fue que el viento se hizo humedad
para teñir alfombras y paredes
por dónde fue que se extravió el fulgor
a dónde fueron a parar las poluciones
cómo sin buscarlo hicimos agua
y nos dejamos hundir, nos dejamos
a dónde quedaron las algarabías, las mañanas y los ombligos
quién se comió la última ciruela
con qué paso se anda por el sendero desconocido
quién apagó la carcajada
cerró los postigos de la euforia
clavó la bandera del luto
y sembró en la banquina la fruta podrida
a todas luces nos quedamos a ciegas
tanteando los bordes de un hueco
al que habrá que entrar sin escaleras

06 diciembre 2008

Pluralidad y Diversidad (mensaje a los hijos)

Hay, no uno, sino muchos otros mundos posibles
aunque alguna vez hayamos sospechado o incluso aseverado
que el único mundo posible era el que nos enseñaron en la infancia:
el mundo de la madre
Existen, a su despecho, unas cuantas otras formas
de hacer, de crear, de pensar y de poner en palabras al universo,
que de verso mucho tiene, pero de uni realmente muy poco
Para verificarlo habrá que adentrarse en multiversos
despojarse de la sábana etnocéntrica y las herencias
zambullirse sin taparse la nariz en los versos de otros
abrir los poros para ver,
hacerse barca para flotar y empaparse
encontrar al sí mismo cabalgando
en una dimensión desconocida
que no por ello desexistida
Quiero decir que sí, que hay otra forma
que es posible sacudirse el polvillo de la propia cultura
de autómata compratodo y comemucho y amateatímismo
y séfeliz y hazelbien y lucetussenos y esculpetucuerpo
y cogemuchoybien y noteenganches y sacaventaja
que no hay nada de historia de la humanidad
de filogénesis universal
que somos, eso sí, humanos
que pertenecemos, tal vez, a un mundo de otros
pero que tener a mano unos cuantos artilugios
haber convencionalizado algunas certezas
no nos convierte en portadores de verdades
sino, tan sólo,
en mediatizadores de creencias
que no pueden erigirse en dictaduras
ni hacer las veces de dioses o alfas
habrá que decir, hijo mío,
hay más de un tiempo y más que un espacio
hay más de un idioma y más que un lenguaje
hay más de una historia y más que una versión
(pluriverso)
hay más de una belleza,
hay más de un modo de separar el bien del mal
hay más de una forma de mirarse a los ojos
y más que un mirar o un ser mirado: hay un mirarse
no existe sólo una manera de sentir el frío y el calor
y la paz y la ira y el agua y el color y la piel
no hay un único valor para cada palabra
ni quien tenga una certeza acerca de cómo la vida
tiene que ser y que hacerse
no hay lógica para la existencia
o, más bien, un océano de irracionalidades
las categorías no son naturales sino diseñadas
y si el dualismo, las nomenclaturas y la institución son necesarios
para actuar como argamasa, como unificantes en este mundo de muchos,
habrá que conocer la variedad para afirmar que se ha elegido
no hay un sólo deseo ni una sola manera de ir por él
ni un único medio para alcanzar ningún único fin
y todo esto no es más que la gran maravilla
de estar en este mundo lleno de mundos
y estas palabras, habrá que advertirlo, tampoco son más que mis propias palabras