03 marzo 2010

los avatares del deseo

sin dudarlo hemos perdido
la naturalidad
entre tantas otras pérdidas
de lo que nunca hemos tenido
por la negativa transformamos
lo dado en lo inmediato
no deseamos
la cosa por la cosa
ni la vida por la vida
y en el encuentro nos disputamos
nada menos que el reconocimiento
de ser, ambos, puro humano
yo deseo tu deseo
que mi deseo desea
y a expensas de la libertad
me hago tu esclavo
en las aristas de la síntesis
me humanizo y me libero
a través de los gajes del trabajo
y así ambos, reconocidos,
osamos estrecharnos en manos
mas no todo es tan decidido
ni los finales tan felices
porque en la lograda paz nos enteramos
de que ningún deseo ha sido saldado
nuevamente él se disuelve
entre los eslabones de una cadena
que lo mismo tiene de esclavizante
condenándonos a su búsqueda
perpetua
redundante
y nunca satisfecha
entre significante
y significante
yo deseo otra cosa, siempre otra, siempre otra
pero no puedo decirlo
se me pierde en la holgadez de las palabras
entre lo que preciso y lo que soy capaz pedir
se abre una hiancia
por la cual se desvanece
el deseo del deseo
de lo que jamás podrás darme
sencillamente por no tenerlo
de tu falta a mi falta, el fantasma
qué me quieres?
no podré saberlo
ni en el margen de tu texto
ni en el limen de tu verbo
y ni siquiera en los albores de mi escenario secreto
de lo articulado a lo articulable
nos caemos, por el medio
y en la nostalgia de lo nunca escrito
nos empalagamos con objetos
en el día de mi cumpleaños
me instan a pedir tres deseos
qué calumnia, qué perfidia, qué atrevimiento
si pudiera hallar tan sólo uno
debería declararme satisfecho
sin embargo, renuncio a la sospecha y juego el juego
primer deseo, tu respuesta
segundo deseo, tu deseo
tercer deseo, que en cada hueco y en cada pausa
se haga oír este ser en falta
que en el símbolo se hace ausente
en el espejo se plasma cuerpo
frente a un alter se identifica ego
y hasta en las mañas se le chorrea
el impulso de su ingrávido deseo