25 mayo 2012

28.04

Los dedos de los pies
comienzan a despertarse
repudian a los estirones
el encueve de todo ese tiempo
tal es la reticencia
que se calzan la ojota del otro
haciendo burla
al empeine en gesto
equívoca acusación
acomodándose van
los vicios cediendo
cuando se los toma del pescuezo
se los toma
-con moderación-
tal resulta que
de pronto
estallan como burbujas
algunos recuerdos
y se dejan proteger por la copa
de un árbol
genealógico
quién no lleva consigo
todas las dualidades
en alguna u otra medida
es cuestión de pararse un día
para mirar la escena
y quedarse a recibir
el baldazo del viento
que todo mueve
y al enraizado
y al descreido
y al fugitivo
les desenreda las venas