28 abril 2008

Apología del Jogging

Qué invento grandioso es el jogging. Si el jogging se pusiera de moda, de esto no tengo ninguna duda,
el jean sería víctima de una intrascendente y maratónica muerte, un deceso sin pena ni gloria.
Sin embargo, al parecer, hay alguien (cuyo nombre aparece en los manuales de historia a título de "el gran inventor",
un hombre aclamado por la academia),
a quien no le conviene en absoluto que el jogging cope góndolas y escaparates.
Y es a razón de ese alguien -ustedes sabrán a quién me refiero-
que hombres y mujeres subordinados debemos someternos a largas veladas
absurdamente incómodas, presos de una tela inelástica e irracionalmente adherida al cuerpo.
¡El jean jamás se adapta a la anatomía del muchacho o la señorita! ¡El jean no deja espacio
suficiente a los genitales masculinos y saca a relucir los excesos abdominales femeninos!
¡No disimulemos más, las costuras aprietan y eso DUELE!
¿Por qué seguimos avalando tal flagelo? ¿Quién dijo que luce más estético vestir
jeans, zapatos y otras prendas poco solidarias que vestir un holgado jogging y unas
amables pantuflas?
Propongo, sin escrúpulos, el Jogginazo, una revuelta dedicada pura y exclusivamente
a la abolición del hedonismo visual por la instauración de la comodidad deliberada.