28 abril 2008

Sincericidio

Habrá que buscar
las verdades en la basura
y las creencias en el inodoro
Y habrá que revolver
con audacia
el cajón de la ropa interior
Quizá sea necesario
hundir la cabeza
en un vaso de fernet berreta
Y hacer de la boca un rifle
para cometer el más abrupto
de los sincericidios.
Para dejarse de joder
primero hay que joderse
y mandar al diablo
a la parafernalia cotidiana.
Es fácil convencerse
de las propias estafas
lo difícil es mirarse a la cara
y escupirse la conciencia.
Todos somos buenos escritores
de la piel para afuera
todos somos buenos Adanes y buenas Evas
Pero nada hay tan peligroso, trágico y osado
como el hecho de
invertir los ojos
y escuchar la melodía del intra-mundo
en noches de almohada dura
y cerebro blando.
Todos podemos ser James Dean
y todas logramos por unos pesos un buen par de tetas
cualquiera puede ganarse unas joyas de plástico
en la piñata
o acceder a la sonrisa perfecta
con el dentífrico de ocasión.
La aventura se ubica, entonces,
en el terreno de lo amoral -lo privado-
en la lectura íntima del deseo primario
de la verdad subjetiva y subyacente
de la franqueza inaugural
No es osado quien se tira de un séptimo piso:
Es osado quien se queda solo y a oscuras
y en silencio
en alguna noche de suicidio perfecto
Y se despierta al día siguiente,
se pone los pantalones,
y sale a la calle con ganas de respirar.